Brasilia, 20 abr (Prensa Latina) Lujo, tecnología, coloridas plumas y una masa humana, la cual aprueba que corazones palpiten al unísono por su escuela de samba, retornarán desde hoy al Carnaval de Río de Janeiro, la fiesta más icónica de Brasil.
Los tradicionales desfiles, aplazados desde febrero por medidas sanitarias ante la pandemia de Covid-19, comenzarán este miércoles y terminarán 10 días después con el de clausura de la «escola de samba» ganadora.
Organizadores informaron que habrá hasta mañana presentaciones en el Sambódromo Marquês de Sapucaí, estructura creada en 1984 por el arquitecto Oscar Niemeyer, de las de la Serie de Oro, antes A o grupo de acceso.
Viernes y sábado están reservados para el pomposo paso de las academias del Grupo Especial, consideradas la élite de la mascarada de la ciudad carioca.
Después figura programado el recorrido de las infantiles el 24 de abril y para el día 30 el famoso sambódromo acogerá el Desfile de Campeones, con la exposición de las seis escuelas mejor clasificadas del Grupo Especial.
Aunque los bloques más grandes, que normalmente atraen a decenas de miles de personas, comunicaron al ayuntamiento que no desfilarán este año, resulta probable que otros más pequeños, organizados por amigos o vecinos del barrio, salgan a la calle.
El protocolo de seguridad requiere el uso obligatorio de mascarillas, la presentación de pruebas de vacunas y la reducción del número de miembros en el desfile.
Nosotros exigiremos el certificado de vacunación para que la gente pueda tener acceso a los eventos», informó el presidente de la Compañía de Turismo del Municipio de Río (Riotur), André Duarte.
Vaticinó que la tasa de ocupación de la red de hoteles de la ciudad para la temporada baja de carnaval debe alcanzar el 85 por ciento, según datos acreditados por la Asociación Brasileña de la Industria Hotelera de Río.
Otras estadísticas divulgadas por Riotur aseguran que más de 10 millones de personas circularon por las calles durante el Carnaval de 2020, un número nunca antes visto.
Por primera vez en 180 años, Río no tuvo en 2021 su representativo jolgorio, cancelado para evitar una mayor propagación de la Covid-19 en momentos en los que una segunda ola, más fuerte y virulenta que la del año anterior, comenzaba a azotar al gigante suramericano.
Dos veces el baile de máscaras fue aplazado en su historia: en 1892, cuando las autoridades alegaron que era más saludable celebrarlo en junio (en el invierno austral), y en 1912, cuando la muerte del popular Barón de Río Branco provocó una conmoción nacional y una semana de luto.
Todos esperan ahora el regreso del más grande festejo del pueblo brasileño, de los pobres, de los asalariados, de los parados; en definitiva, de los que, en esos días, transgreden las normas, toman las plazas y pueden, por fin, gritar sus penas, alegrías y deseos.